Huele a galleta y hace frio un frío polar que a veces te congela la punta de los dedos de los pies y lo único que se te ocurre es pasear por la orilla del río aunque haga menos diez grados y luego como animal de costumbres ir a tu bar sentarte en tu silla con tus pipas y disfrutar de sus sonrisas, de ese alegre cotilleo (sano y sin ser dañino, bueno eso último sólo a veces) e ir a cenar a casa con tu pijama de franela, ¿hoy me haces tortilla? y luego dormir horas como si se hubiese parado el mundo fuera pero es tu cama es algo que no puedes controlar.
Es tu gente y aunque parece que algo ha cambiado desde que te fuiste siempre queda la alegría de verlos de vez en cuando y aunque sea por unos días estar otra vez juntos...como si no hubiesen pasado los años.
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