Enfadada ella se atrevio con la pregunta que le rondaba: Sólo dime una cosa, ¿la quieres?
El permanecía en silencio con los ojos brillantes, como aquel que nunca jamás quiso hacer daño a la única persona que había confiado ciega e incondicionalmente en él y rompió a llorar
Ella le dijo: Pero, ¿ por qué lloras?
El sólo pudo decir: Lloro porque es el final
HastaSiempre!
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